Noticias y Eventos
V. Riccio | Lo que en apariencia se contradice, en el alma se complementa
- 13/06/2018
- Publicado por: admin
- Categoría: Constelaciones Familiares Virginia Riccio

Constelaciones Familiares. El aborto y su legalización. Leyes del alma, leyes humanas. Por Virginia Riccio (Facilitadora y docente de Constelaciones Familiares. Abogada. Mediadora). Es oportuno empezar diciendo que este escrito nace dentro del marco de una situación que se vive en nuestro país donde existe una posibilidad muy concreta de que se despenalice el aborto y, además, se reglamente su implementación y procedimiento. Primero me gustaría hablar, entonces, sobre estas dos posturas, que a primera vista parecen contradictorias: una a favor del aborto, la otra en contra del aborto o, como también dicen, a favor de la vida. Puedo comprender en algún punto la necesidad de confrontación como parte de la inteligencia de la vida. Sé que la vida ama confrontar y que, gracias a ella, damos saltos en nuestra conciencia como individuos, como sociedad, en la familia, etcétera. A la vez, por alguna razón, y quizás con mi experiencia de 10 años haciendo constelaciones familiares, no puedo evitar ver que esta discusión ha llegado a un fin; al menos experimento ese fin en mí misma, en mi corazón, donde puedo sentirme identificada con ambas voces en mi cabeza: aquellos que están a favor de la vida y aquellos que están a favor del aborto. Una discusión llega a su fin cuando la conciencia alcanza a ver los puntos en común de posturas que, a primera vista, parecen tan diferentes. Lo que quiero decir es que ambas posturas persiguen, en definitiva, el mismo fin. Al menos de eso me di cuenta y lo tengo claro en mi interior.Quisiera, entonces, primeramente, reconocer, ver, valorar el gran amor por la vida de la postura que rechaza la legalización del aborto: puedo ver cómo en lo profundo hay un gran anhelo de proteger y preservar lo más sensible y vulnerable como lo es la vida en sus comienzos y eso es muy hermoso.Segundo, quisiera reconocer, ver, valorar el gran amor por la realidad tal como es, de la postura que demanda la legalización del aborto: aquí puedo ver cómo en lo profundo existe un gran anhelo de proteger y preservar la vida de una mujer, también su libertad de elección, su autonomía, fuerza y dignidad.En la primera postura veo el amor: es evidente, pues salta a primera vista. En la segunda postura existe también amor, pero—más aún—veo un orden. En constelaciones familiares vemos que el amor no fluye sin orden, y ese orden tiene que ver con respetar la realidad tal como es. La realidad es que los abortos existen desde que existe la humanidad. Es hermoso también ver de qué maneras muchos defienden la vida a cualquier precio y, también, es hermoso ver de qué formas algunos no la quieren a cualquier precio. Aun así, no puedo dejar de ver que ambas posturas buscan en definitiva lo mismo: la disminución de la mortalidad, como si esto fuera el reflejo de una toma de conciencia colectiva sobre las consecuencias que trae ejercer libremente la sexualidad. La primera postura necesita comprender, para que su anhelo se cumpla, que debe mirar primero la realidad tal como es. Negar o hacer de cuenta que no existe (como cuando de niños nos tapábamos los ojos y decíamos “no estoy”) no la hará desaparecer, y así es como este anhelo y sus bellos principios que lo anteceden quedarán en una fantasía que jamás habrá de cumplirse. La segunda postura, por su parte, necesita comprender que, para que su anhelo se cumpla, debe reconocer que también busca proteger la vida en sus primeros comienzos. Si no, aun cuando se logre la legalidad, permanecerá a nivel colectivo la sensación de que la ley es una incitación a abortar (aunque efectivamente no lo sea), con el correspondiente rechazo que eso genere, y como consecuencia que continuará la clandestinidad del aborto aun cuando este sea legal. Ambas posturas, desde mi perspectiva, defienden la vida en todas sus formas, pero una necesita de la otra, y solo así como sociedad podemos tomar cada vez más conciencia de que con cada encuentro sexual puede emerger una vida. La recolección objetiva de datos de los países que han legalizado el aborto demuestra que este disminuye a medida que se aleja de la clandestinidad. La clandestinidad, el ocultamiento, la negación de la realidad y la incapacidad de la sociedad de mirar y responder a esta situación tal como se presenta en la vida de una mujer o de una pareja colabora con el aumento tanto de la mortalidad de la vida en sus primeros comienzos como con la mortalidad de las mujeres en esa situación. Ambas posturas con todas sus diferencias aparentes buscan proteger la vida y ese, para mí, es el fin de la discusión y el comienzo de una comunicación más amplia, abarcadora e inteligente. Como consteladora puedo hacer algunas observaciones sobre el aborto, ya que en los últimos 10 años he atendido muchas mujeres que estuvieron alguna vez en esta situación. La decisión de abortar desde la mirada sistémicaDesde mi perspectiva y desde una mirada sistémica, la decisión de una mujer de abortar no es personal, sino que es un fenómeno sistémico. No me refiero aquí a la voz más consciente del sistema: por ejemplo, una mujer puede decidir un aborto y su familia entera puede no estar de acuerdo al respecto, pero ella no responde a la voz visible del sistema o a la voz del entorno inmediato, sino a una voz más invisible, de una capa de la conciencia familiar que es inconsciente. A veces el aborto es una repetición de otro que sucedió atrás en otra generación. Nosotros en constelaciones familiares vemos de qué manera, muchas veces, las lealtades cobran formas diversas, por ejemplo, repitiendo el destino de otros miembros de la familia, y este sería un ejemplo de un caso así. Otras veces, cuando alguien, aunque ya adulto, no siente haber salido de su familia de origen y lleva una carga por sus padres, la idea de traer un hijo al mundo se vive como una traición a su familia. La mujer suele sentir que traer un hijo a la vida en las circunstancias actuales de sus padres los afectaría o, incluso, pondría en riesgo a su familia de origen. Esto no quiere decir que sea real, pero así lo vive la hija que está embarazada justo en un momento donde su familia de origen atraviesa una crisis. Suele sentir que sumaría un problema adicional a sus padres o hermanos. En muchísimos casos, las mujeres que estuvieron en esta situación me explicaron claramente cómo ellas entendían que les era imposible en determinado momento decir a sus padres que iban a tener un hijo, justo cuando el padre estaba enfermo o la madre estaba mal por alguna razón, o había una separación en puerta. Esto sucede incluso aunque la mujer ya sea adulta y se haya independizado de sus padres en lo exterior. El asunto aquí es que la independencia en el interior no sucede, es decir, el desprendimiento de la familia de origen no se logró.Las consecuencias de un abortoEn constelaciones familiares vemos que los abortos tienen consecuencias, tienen efectos. Desde esta perspectiva, los hechos en general no generan consecuencias difíciles de por sí, sino cuando son traumáticos y están excluidos. Está claro que un aborto siempre es un trauma y está excluido. Por ejemplo, muchas parejas se terminan luego de un aborto, aunque no siempre de forma inmediata. Entonces, si decimos que la exclusión es lo que más consecuencias genera, he visto que muchas veces para una mujer que tuvo un aborto, parte de la inclusión de este hecho en su vida (hacia allí trabaja una constelación) tiene que ver, por un lado, con que pueda incluir en su corazón a ese niño que no nació. Por el otro, tiene que ver con abandonar la culpa como peso irremediable que no le permite avanzar, y tomar, en cambio, la responsabilidad sobre su decisión y la consecuente transformación personal, familiar y de vida que suceden irremediablemente después de este hecho. Esto es lo que llamamos asumir las consecuencias de nuestras decisiones, pues nada queda igual después de tal episodio. Entonces, por un lado, he visto que la integración del aborto en muchas mujeres es algo posible, porque sus vidas se transforman realmente y aparece una conciencia mayor sobre la vida en general y algo en esta mujer se pone al servicio de la vida. Por supuesto, en otras ocasiones, esto no sucede. El asunto es que, por más que he visto en muchos casos cómo esa integración es posible en la vida de una mujer, observo al mismo tiempo que, para sus hijos vivos, esta integración no resulta tan sencilla. Vemos cómo muchas veces los hijos vivos quedan implicados con hermanos que no nacieron, incluso cuando la madre revela a los hijos cuál es el verdadero lugar que les corresponde en la familia, como cuando un hijo descubre que no era el segundo hijo, sino el cuarto. Aquí es, precisamente, donde vuelvo a ver la importancia de asumir la realidad tal como es dentro de nuestra sociedad. Esta realidad viene de reconocer que los abortos existen y seguirán existiendo. Y descubro una responsabilidad social en el hecho de que los hijos vivos queden implicados con los niños que no nacieron, que excede a la responsabilidad de la madre y de lo que esté a su alcance. Aquí, encuentro que la dimensión de la responsabilidad es social y de allí la importancia de ir más allá de esta discusión y reconocer que cualquier anhelo de cuidar la vida desde sus comienzos implica asumir la realidad de que los abortos existen. Y no importa cuánto esté uno de acuerdo o en contra de ellos, seguirán existiendo. El ocultamiento y la clandestinidad impiden canales de diálogo en las familias, entre los amigos, en la escuela: canales que podrían ser decisivos para una mujer que está en esa situación, más allá de cuál sea su decisión. ¿Queremos realmente que los abortos disminuyan? Primero deben salir a la luz y deben ser recontextualizados ¿Sacarlos a la luz pone en jaque a nuestra “buena” conciencia? En nombre del amor, de la “buena” conciencia y de las “buenas” obras se hicieron cosas terribles. Se declararon guerras, se justificaron genocidios y se miró a la vida como si nada valiera. Los desastres más grandes en la humanidad se hicieron con buena conciencia: así nos enseña Bert Hellinger. Y de algo estoy muy segura y es que admitir la realidad tal como es y relacionarnos con ella tal como se presenta (y no como me gustaría que fuera) disminuye las atrocidades y jamás puede hacer más daño del que ya existe. Por eso creo que el aborto legal es el primer paso en un camino de mayor honestidad, realidad y verdad, aun cuando esté a favor de la protección de la vida en sus primeros comienzos. Lo que en apariencia se contradice, en el alma se complementa.
Virginia realmente lo que escribiste es lo que siento y pienso. Que maravilloso leer con tanta claridad un pensamiento y sentimiento que me ha costado entender en mi. Gracias de corazón. Me ayudó muchísimo.